No se por qué esta noche me siento vacia.
Pienso que, tal vez, pasearme por el jardin, junto al murmullo de la fuente, llene este vacio que me desasosiega.
Paso bajo el arco cubierto de yedra y musgo.
Lentamente me siento en un banco cercano a la fuente y observo. Observo como el agua del estanque se derrama para llenarlo de nuevo.
Recuerdo un libro que leí hace tiempo. Un joven ansioso por aprender filososfía zen fue a visitar a un afamado maestro. Quería ser su discípulo y se propuso impresionarle mostrándole todos sus extensos conocimientos. El Maestro le recibio cordial y sonriente dispuesto a escucharle. Paso una hora y otra hablando al Maestro. Al final el Maestro se levantó y le ofreció una taza de té. El joven pensó: le he impresionado. El Maestro le ofrecio un té. Comenzó a llenarle la taza y cuando el té llegó a su borde empezó a derramarse. El Maestro sin inmutarse sigió llenando la taza. El joven pensó que el viejo Maestro estaba senil. Ya no le parecía tan buena idea seguir sus enseñanzas. Al final no pudiendo aguantar por más tiempo le grito: !pero hombre! ¿no ve que la taza está llena y se esta derramando el té?. El Maestro sonriendo dejo de verter té. Bien, le dijo, asi es tu mente, una taza llena de conocimientos, ¿cómo pretendes aprender algo nuevo si estas lleno?. Ve y cuando te hayas vaciado vuelve a mi.
Sí, nuestra mente no está acostumbrada al vacio. Si siente el silencio lo llena con sus constantes parloteos. Nos llena de números, letras, colores, olores, lugares, sonidos...!Cuanto conocimiento! Vano orgullo que nos aleja del verdadero encuentro.
Este joven del cuento estaba lleno, apegado a su conocimiento. Orgulloso de él.
Cuando algo está lleno es imposible llenarlo más si algo no deja espacio.
Los apegos. Los apegos nos llenan de ideas, emociones, objetos, sensciones....
Nos impulsan a identificarnos con aquello que creemos ser o poseer.
Los apegos nos anclan en el pasado. Las ideas, las sensaciones, las emociones acaban envejeciendo, perdiendo su energía. Es necesario renovarlas para evolucionar.
El apego impide la evolución.
Es facilmente observable con los objetos. Si llenamos nuestro armario de ropas, poco a poco iran pasando de moda. Llegará un momento en que debemos vaciar el armario si queremos ropa nueva y moderna.
Eso mismo pasa con ideas, sentimientos... aunque no nos demos cuenta se hacen viejos. La energía se estanca y se pudre. Si no los renovamos nos atan. Nos impiden crecer y evolucionar.
Se necesita ser flexible. Con capacidad para fluir y dejar ir lo que ya no nos sirve.
El apego lleva al estancamiento. El apego colleva dolor cuando el objeto o sujeto de nuestro apego envejece y desaparece o se pudre.
Observemos la naturaleza. No está apegada a nada. Los ciclos se suceden y cada estación muda su aspecto naturalmente, sin traumas. Los árboles arrojan sus hojas viejas en otoño para dar paso a bellos retoños verdes en primavera.
Nada es estable, todo fluye y refluye sin cesar, sin darnos cuenta. Las células de nuestro corazón de hace unos meses ya no son las mismas de hoy.
Es el humano con su miedo a la muerte. Se apega a las cosas para evadirla, sin darse cuenta que la vida surge precisamente de todo lo contrario. La vida surge del flujo y el movimiento. Lo que se estanca, muere, se pudre.
Con su cegera a las realidades superiores, el hombre cree que lo que deja ir desparece par siempre, sin darse cuenta que las energías vuelven siempre con formas renovadas. Se apega a cascaras vacias. Tiene miedo de la escased: de dinero, amor, salud...No se da cuenta que quien crea la escasez es su propia mente porque temiéndola la atrae hacia si. El hombre por su naturaleza espiritual es abundante.
El desapego, el dejar ir lo que ya cumplió su función dá paso a un lugar para las nuevas formas. Cuando una energía cumplió su misión, dejemosla ir con nuestra bendición. Renovemos, fluyamos, evolucionemos.
Renovación es sinonimo de vida. Apego lo es de muerte y dolor.
El universo es un ciclo constante en una espiral ascendente donde cada engranaje cae para dejar paso a otro nuevo.
Pero los engranajes que dejamos atras en el camino no se pierden sino que son renovados. La muerte no existe, solo la renovación y la Vida.
El apego frena la evolución cíclica y universal.
Celebremos el ahora, que es la única realidad. El pasado esta muerto y ha de dejar paso al ahora. Plantemos aqui una buena semilla para que crezca un arbol fuerte en el futuro. Hay que vivir el presente para crear el futuro.
El apego a las creencias nos identifica con ellas y nos esclaviza.
Busquemos al observador que no se identifica con nuestras creencias y es la esencia pura.
El observador no las ideas, las emociones, los objetos. Esta fuera de ello. Lo experimenta pero no se identifica. Si se identifica su conciencia se oscurece. Es cuando hablamos de la caida en la materia.
Os propongo un juego. Cuando os involucreis en una emoción o estéis dandole rollo a vuestra mente, dejad que el observador que sois de un paso hacia atraás, salga de vuestros cuerpos fisico, emocional y mental y observarles ¿que ocurre entonces?
Ese observador que experimenta sin juzgar es la esencia misma.
Si quieres trabajar con el desapego te aconsejo visites la página web de canalizando luz en el link http://www.canalizandoluz.com/sendero.texto.php?id=590 , y realices el ejercicio Técnica para liberar el dolor que me produce una muerte - Brinda Mair.
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