Vuelvo a mi jardín.
Para mí son unos cuantos años
humanos, los transcurridos. Para ti, maestro, es un instante, pues el tiempo
solo fluye en la esfera terrestre.
Me acerco a ti y me abrazas con
amor. Me miras sonriendo y me dices:
-¿Sabes que se está cumpliendo el tiempo del Amor?.
- Eso dicen maestro. Estoy
emocionada y aterrada por iguales partes. He tenido un llamado, pero aún mi
confianza es muy pequeña. Fruta inmadura. No creo poder entregarlo todo.
- ¿Quién te ha pedido que
entregues algo? Todo debe de fluir adecuadamente. Se dará cuando estés
preparada.
- ¿Cuándo será eso?
- ¿Cuándo florece la flor? En su
exacto momento, ni un segundo antes, ni uno después. Así pues, confía.
- ¿Si no estoy a la altura de
quienes han depositado en mí su confianza?
- Quienes lo hicieron saben de la
maduración de los frutos.
- Háblame acerca de las mujeres, por
favor, Maestro.
Recuérdales que es el tiempo
llegado de escuchar a su corazón. Tronaran voces en su cabeza, pero no deben
creerlas. Son miedo y manipulación.
Si se conectan a su corazón, les
guiará por tiempos tempestuosos, pero el vendaval no podrá mover ni un solo
pelo de su cabeza.
La mente grita. El corazón
susurra, por eso hay que estar al acecho.
Silencia el juicio continuo de tu
mente. Tu mente te dirá tú y este, pero no la escuches. El corazón dirá,
nosotros.
Enseña a tu mente a vivir en el
presente. Este es el lugar en que ella es de utilidad. Tu mente organiza,
ordena tareas y esa es su misión. Es un instrumento muy útil para moverse en
este espacio-tiempo. Fuera de él, vive en el temor del pasado que no supo
aceptar y en las quimeras del futuro, que desea controlar con su estrechez de
miras (porque la mente es miope y, para ver, utiliza lentes de colores
personalizados). Cada uno tenemos las nuestras. Y yo te digo al respecto: tíralas,
solo te esclavizan y te impiden ver con la amplitud de la Mente divina.
Recuérdales que las comunidades
son importantes porque nos permiten reconocer, en lo que reflejan de nosotros,
el camino por el que ir ampliando nuestro campo de conciencia (familia,
trabajo, amigos…)
Compartir conocimientos y
experiencias puede rescatar el recuerdo de lo que vinimos a experimentar y aflorar
conocimientos olvidados. Pero cuidado con olvidar que nuestro camino es
individual y que nadie tiene el permiso de interceptarlo o intentar manipularlo
en manera alguna (los maestros saben que su misión es escuchar, sin juzgar, sin
opinar, sin dar consejos no solicitados. Los maestros están para velar y
acompañar sin interferir)
Nuestras experiencias son únicas
y nos sirven en nuestro propio crecimiento.
Recuérdales, que, aunque sois
fractales de un solo SER DIVINO, no fuisteis enviadas para hacer la misma
tarea. A cada una se os dieron distintos dones que explorar y hacer florecer.
Si todas queréis hacer lo mismo,
no vais a vivir la tarea que os fue encomendada.
Solo podréis conocer cómo vivirla
volviendo a vuestro corazón (el corazón es puro y no puede ser manipulado por
la oscuridad. En el reside vuestra divinidad)
Así pues, no os comparéis. Carece
de sentido. No tengáis prisa. Cada uno tiene marcado sus pasos, su ritmo.
Mirad pues hacia adentro y no
hacia fuera.
Todas juntas, cada cual, con su
experiencia, avancemos en unidad.
Muchas voces distintas, una sola
canción.
Una hermosa vidriera de infinitos
colores.
Y ahora os siento. Sois una sinfonía
de notas dispares intentando encontrar espacio dentro de una caja de música.
Soltad las notas al viento. Sed fuerza de las mareas y susurro en el tiempo.
¿Sois flores temblorosas dentro
de una bola de cristal? Estrelladla contra el suelo y dejaros llevar. Es tiempo
de bailar.
Es tiempo de mostrar vuestra
fuerza ancestral.
El coraje de las mujeres que
sanan el alma herida con orgullo y valentía.
La sabiduría de saber entregar
vuestra magia a quien os pida.
La ternura para cobijar con amor.
- Maestro, te solicito
humildemente, háblanos del perdón.
El per-don es el don que nos
concedemos cuando retiramos el per-sonaje. El per-don es para donar. ¿Qué donamos?
¿Qué entregamos?: nuestros temores, nuestros juicios, nuestras resistencias,
nuestras contracciones.
El per-sonaje es para sonar. Para
comunicarnos con el mundo de las formas.
Cuando retiramos el personaje
podemos entregarnos, darnos al perdón.
Perdonar es retirar lo denso para
ser fluidos como niños inocentes. Es sanar las rigideces para abrir el corazón.
Mujeres venís a mí, heridas. La
herida no ha de cerrarse. La herida ha de abrirse para dejar salir el dolor. El
dolor es abono de la más bella flor. Dejar que fluya como vuestras lágrimas y cuando
ya no queden más lágrimas, cuando la herida haya supurado, vendrá la sanación.
Y cuando hayáis sanado ya no
habrá fuerza que os haga volver a caer. Y si caéis, sabéis que esa caída es el
trampolín para impulsaros más lejos aún.
Y nunca olvidéis que sois profundamente
amados.
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