Hoy me senté en el borde de la cama, frente al arco que lleva a mi jardín.
Cerré los ojos y penetré en mi mundo interior.
La brisa fresca de la mañana movia susurrante las hojas de los sauces llorones, mientras un rayo de sol resbalaba perezosamente por las ramas de un viejo y frondoso roble.
Olía a primavera, a hierba fresca recien cortada y fragantes rosas y mimosas cuajadas de rocio.
El susurro de la fuente me hizo dirigirme a su lado.
Me sente en el suelo, apoyada en su base de piedra mohosa y fria.
!!Querida fuente cuán veloz y enhiesto es tu chorrro dirigido al cielo como queriendo hendirlo en un intento de traspasarlo!! !! Cuán suave tu lángida caida derramándote sobre las revosantes aguas de tu estanque!!
Semeja un ciclo eterno, en un movimiento constante de ascenso y descenso, un girar armonioso donde cada movimiento se completa con el que se sucede, cual dos dragones amantes girando en una vertiginosa rueda de extasis.
Como el día tras la noche, el sucederse de las estaciones, las edades circulares del hombre... todo en un ciclo constante que gira, sube y baja, en ritmo y vibración, sin cesar jamás.
Todo en la creación es un ciclico devenir sin principio ni final, una eterna circunferencia que gira paciente, imperturbable. Es el TAO manifestandose. En un equilibrio portentoso .
El TAO que fluye a través de nuestro Corazón. Es la ley inmutable del Centro. Todo se equilibra siguiendo al TAO.
Camino y punto final. Inmanente en toda la Creación. La envuelve y la interpenetra. Es Espíritu de Vida. Fuente que mana inagotable desde el Infinito. Rio que refresca con su caudalosa corriente.
El TAO es música del Alma. Aliento Vital que flota y es percibido desde el Corazón.
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